En 2020, profesores de distintas escuelas de la UNAM se fueron a huelga por falta de pago. Las movilizaciones dieron pie a una investigación sobre la disparidad salarial. Pero el problema no es exclusivo de la Universidad Nacional: la desigualdad salarial dentro de las universidades públicas es un problema generalizado.
NOTA DEL EDITOR: A la versión original de este texto se le incluye la postura que brindó la Universidad de Guadalajara a SinEmbargo.
Ciudad de México, 10 de enero (SinEmbargo).- Dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hay profesores que ganan 200 pesos al mes y los que ganan hasta 600 veces más que esa cantidad, pero ese es sólo un ejemplo de un problema que se replica en la mayoría de las universidades públicas del país.
De acuerdo con una investigación realizada por académicos, con base de datos de la Plataforma Nacional de Transparencia, hay cerca de 637 académicos y directivos de instancias de educación superior que tienen una percepción superior a la del Presidente de la República, que asciende —en bruto— a los 166 mil 532 pesos mensuales.
Luego de protestas durante la etapa más álgida de la pandemia, académicos de la UNAM se organizaron para crear una base de datos que mostrara la disparidad salarial que también tiene consecuencias en la carga de trabajo, sobretodo de los profesores de asignatura que deben buscar otras actividades económicas para tener una remuneración un tanto más completa.
En la base de datos, integrada por 90 mil 530 profesores de 47 universidades como la UNAM, la Universidad Autónoma de Morelos, del Estado de México (UAEM), la de Zacatecas, de San Luis Potosí, entre otras, hay sueldos que van de los 900 pesos hasta los 104 pesos, como es el caso de académicos de la UAEM.
En entrevista con SinEmbargo, Israel García Solares, investigador asociado en la Universidad de Notre Dame y uno de los realizadores de la base de datos, explicó que se trata de una situación generalizada en las universidades públicas y en gran medida corresponde a un esquema que es perpetuado por los grupos políticos que controlan las instituciones.
Pero la situación va aún más en detrimento, ya que de acuerdo con la investigación de García Solares, en la UNAM, entre 2012 y 2018 el salario real por hora para los profesores de Asignatura nivel A cayó un 11 por ciento, a pesar de que concentran la mayoría de las clases frente a grupo y además actividades administrativas.
“Coordinadores de carrera, núcleo terminal e incluso de programas de posgrado son profesores de asignatura contratados semestralmente. En total, las y los profesores de asignatura concentran el 85 por ciento de los nombramientos y son el 58 por ciento de la planta académica total de la universidad. Hay más nombramientos que profesores, algunos Profesores de Asignatura mantienen nombramientos de ayudantía como forma de complementar su ingreso”, señaló García Solares.
LA ÉLITE DE LAS UNIVERSIDADES
De la investigación a nivel nacional y de esa élite de los 637 académicos que ganan más que el Presidente, sobresalen los que son más privilegiados. Éstos se ubican en la Universidad de Guadalajara (UdeG).
La base de datos elaborada por las académicos señala que el Rector Ricardo Villanueva ganó solo en diciembre de 2020 más de un millón de pesos, que es su sueldo más el pago de sus prestaciones. Él sería el académico mejor pagado del país. En ese puesto goza de aguinaldo, antigüedad, ayuda para transporte, para despensa, para vivienda y prima vacacional.
No obstante, la Universidad envió su postura a este medio digital e informó que el Doctor Villanueva Lomelí percibe un salario neto mensual de 89 mil 664 pesos, además de que imparte clases y tiene un nombramiento como Profesor Investigador Titular B, por el que gana al mes un salario neto de 19 mil 437 pesos y que la cantidad que recibió en diciembre de 2020 fue de 375 mil 225 pesos.
Y no es que en la Universidad de Guadalajara estén los mejores salarios, ya que en el extremo está un profesor de asignatura que gana 250 pesos al mes.
Otro dato que resalta de la amplia lista de profesores es que no es posible conocer los nombres de muchos de los que son los mejores pagados, ya que las mismas universidades los clasifican como anónimos, a pesar de tener código de remuneración y estímulos.
Los sueldos más altos, de acuerdo a esta base de datos, están en la Universidad de Guadalajara, la UNAM, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad de Veracruz, la Universidad Autónoma de Colima y la Autónoma de Sonora.
Además hay funcionarios que ganan mucho más que el sueldo para puesto de Rector, que es el de mayor importancia. Un caso es el de la UNAM, en donde el Secretario General gana 250 mil pesos mensuales.
Dentro de las mismas instituciones, la desigualdad salarial es considerada un problema que es perpetuado por los grupos que controlan las universidades, por lo que se habla poco del asunto y existe poca data.
Un estudio realizado por el el Centro de Análisis Multidisciplinario de la propia UNAM, da pistas de lo que ocurre a nivel nacional, ya que la máxima casa de estudios cuenta con al menos 41 mil 542 personas que componen su personal académico, de las cuales, al menos el 74 por ciento tienen un salario que no alcanza ni para comer.
Los profesores de asignatura, por ejemplo, ganan entre mil 700 pesos o poco más de 4 mil pesos; otros maestros, los de tiempo completo, reciben remuneraciones de más 20, 30 o 50 mil pesos, y solo en algunos casos.
De la lista de los más de 600 académicos están también los que integran la Junta de Gobierno de la UNAM como Leonardo Lomelí Vanegas, que es el Secretario General; Luis Agustín Álvarez Icaza y el Rector Enrique Graue.
De acuerdo con García Solares, lo que ocurre en la UNAM y en la UdeG es algo similar y es un grupo político que controla los puestos directivos con altísimos salarios y son ellos mismos los que los reciben.
“En el caso de la Universidad de Guadalajara es el grupo de Raúl Padilla y en el caso de la UNAM es el grupo en torno a la Facultad de Medicina que lleva muchos años controlando la Junta de Gobierno y también el grupo en el que están José Woldenberg, Rolando Cordera, Lomelí Venegas. Ellos controlan las plazas y los altos sueldos de la élite universitaria” comentó.
Del otro extremo, los que ganan menos, hay incluso mala fama.
García Solares explicó en entrevista que a esos académicos se les cuelgan etiquetas como que no son los más preparados o que son estudiantes que dan clases de adjuntos, pero no es el caso, ya que dentro de los profesores de asignatura, de los que ganan menos, hay gente preparada, incluso hasta con más de un postdoctorado.
Del año 2000 a la fecha, la tendencia de contratar personas con estudios de los niveles medio superior y superior disminuyó. Mientras que antes representaban el 30 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) desocupada, en 2017 se ubicó en 47 por ciento, de acuerdo con un estudio Empleo Precario y Mala Educación en México, elaborado por el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
“Si en la UNAM quitamos los salarios que están por encima del sueldo de López Obrador, se puede triplicar el salario de los profesores de asignatura. Solo con quitarle ese exceso a los de la élite que además dependen del trabajo de sus adjuntos, de sus asistentes de investigación. Sabemos que las clases de estas ‘vacas sagradas’ realmente son impartidas por los adjuntos. Es un sistema desigual en el que se ha basado el crecimiento de las universidades públicas. Como ellos pueden elegir sus salarios, hay poco control con esos excesos”, concluyó García Solares.
RÉPLICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA:
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